Las emociones están presentes en nuestras vidas desde que nacemos y juegan
un papel relevante en la construcción de nuestra personalidad e interacción
social.
Para poder entender la importancia de la educación emocional en estas
primeras edades, creemos que es necesario definir qué entendemos por
inteligencia emocional. Cuando hablamos de inteligencia emocional nos referimos
a un conjunto de habilidades que nos permitirán relacionarnos mejor con nuestro
entorno. Este conjunto de habilidades incluye el reconocimiento de los propios
sentimientos, el control de las emociones, la automotivación, la empatía y la
habilidad social.
Propuesta de actividades
El primer paso que tenemos que dar los adultos al trabajar el tema que nos
ocupa es dar ejemplo a los niños y las niñas, hablando de lo que sentimos en el
día a día y utilizando un vocabulario emocional, sin dejar de lado la
comunicación no verbal de nuestros mensajes (la expresión facial, el gesto…) y
el tono de voz. Así mismo, el adulto aprovechará situaciones cotidianas para verbalizar los estados emocionales
de los niños (por ejemplo: “Pablo llora porque le han quitado un juguete” o “Ana
ríe porque trae chocolate para merendar”).
Paralelamente, introduciremos vocabulario relacionado con algunas emociones
básicas para estas edades, como por ejemplo: la tristeza, la alegría, el miedo y
el enfado.
¿Cómo nos sentimos?
Nivel: 1 a 2 años / 2 a 3 años.
Objetivos
- Identificar en uno mismo y en los demás diferentes emociones: alegría,
tristeza (1 a 2 años) y alegría, tristeza, enfado y miedo (2 a 3 años).
- Expresar diferentes emociones: alegría, tristeza (1 a 2 años) y alegría,
tristeza, enfado y miedo (2 a 3 años).
- Asociar diversas emociones con las situaciones que las hayan podido
provocar.
Recursos
- Dibujos de cuatro caras muy diferenciadas que expresen alegría, tristeza,
enfado y miedo.
- Espejo.
- Imágenes o fotografías de situaciones que expresen los sentimientos que
se trabajan.
- Fotografías de los propios niños en las que queden reflejados los
diferentes sentimientos trabajados.
Procedimiento
Niños y niñas de 1 a 2 años:
1. Mostraremos diferentes dibujos o imágenes de situaciones (por ejemplo:
niño llorando, niño jugando contento, etc.) y preguntaremos: “¿cuándo estamos
contentos?” o “¿cuándo estamos tristes?”. Para responder a cada pregunta, los
niños y las niñas podrán señalar el dibujo que les parezca adecuado. Este primer
paso podrá servir para hacer una valoración de los conocimientos previos de los
niños y las niñas respecto a estas dos emociones.
2. A continuación el maestro o la maestra puede reflejar estas dos
emociones y preguntar a los niños y a las niñas cuándo se muestra contenta la
imagen y cuándo se muestra triste
3. Una vez que los niños y las niñas ya identifiquen las emociones en los
demás, pueden pasar a imitarlas frente al espejo, siguiendo, si es necesario, el
modelo del maestro o de la maestra.
Niños y niñas de 2 a 3 años:
1. Mediante una conversación, les podemos preguntar: “¿cuándo estamos
contentos?” o “¿cuándo estamos tristes?”. En el caso de que no se expresen
oralmente, podemos utilizar imágenes o dibujos para que señalen el
correspondiente.
2. Seguidamente, les podemos preguntar cómo están cuando están contentos,
tristes, enfadados o tienen miedo. Señalarán la cara que indique la emoción
pedida.
3. A modo de variante de la pregunta anterior, pueden expresar cómo están
cuando están contentos, tristes, enfadados o tienen miedo con su propio cuerpo
(saltando, tirándose al suelo, escondiéndose…).
4. Después, se les pedirá que imiten las caras presentadas, siguiendo las
instrucciones del maestro o de la maestra: “pon cara de enfadado”, “pon cara de
contento”…
Observaciones:
Esta actividad se podrá trabajar en muchas ocasiones, aprovechando los
diferentes estados emocionales de los niños y las niñas y de los maestros y las
maestras en momentos determinados. Otras variaciones que pueden enriquecer la
actividad son las siguientes:
*Explicar cuentos o historias donde los personajes pasen por los diferentes
estados de ánimo y sentimientos que se han trabajado.
*Jugar a hacer muecas.
*Hacer unas máscaras por Carnaval, aprovechando estas expresiones.
*Realizar una sesión de psicomotricidad con el objetivo de expresar
emociones con todo el cuerpo. Se trataría de expresar emociones diversas de
forma exagerada: tirándonos al suelo, saltando… Par los niños y las niñas
mayores (2 a 3 años) se podría incrementar el grado de dificultad de la
actividad ofreciendo sólo un modelo: “estoy contento”, y serían ellos quienes lo
expresarían. Para los más pequeños (1 a 2 años) se reducirían las emociones a
dos: estados de euforia y estados de tranquilidad, y el procedimiento sería el
mismo. Estas sesiones de psicomotricidad irían del trabajo cuerpo-cuerpo (en el
que el recurso utilizado para expresar las emociones es el propio cuerpo) al
trabajo cuerpo-objeto (en el que, además del cuerpo, se utilizarían elementos
como música, pañuelos, globos, ropa, etc., para expresar emociones).
Imágenes para trabajar en el aula
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