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La reestructuración cognitiva es un
método terapéutico de intervención con la finalidad de procurar al paciente
recursos suficientes para hacer su vida más fácil frente a los problemas o
conflictos que surgen a diario.
Son nuestros pensamientos humanos los que pueden modificar nuestra conducta,
al tiempo que una incidencia en ésta puede preceder al insight (introvisión)
generando distintas percepciones. Cuando una situación determinada crea
conflictos en una persona hay que mostrarle la manera de vencer el problema,
incidiendo en sus cogniciones para cambiar las emociones o sentimientos
experimentados adaptándolos de manera positiva a la situación que en un
principio generaba el conflicto.
En la reestructuración cognitiva el terapeuta utiliza diferentes métodos para
cambiar esos pensamientos negativos haciendo que el paciente se dé cuenta del
tipo de cogniciones o lenguaje empleados para así, tras la percepción, poder
modificarlos.
El ser humano utiliza diferentes formas de expresión que dan lugar a
situaciones indeseables y que simplemente, percatándose y no utilizándolo,
incidirían en una mejor adaptación a la situación. Algunos de las formas de
lenguaje a las que nos referimos son:
- El razonamiento dicotómico, es decir, funcionar en términos de todo o nada,
blanco o negro sin opciones intermedias.
- Las generalizaciones excesivas en las que si un determinado sujeto es malo a
nuestros ojos por algún acontecimiento previo vivido con él, todos aquellos
sujetos que tengan alguna característica común con el sujeto en cuestión se
vivirán al mismo tiempo como malos. Nuestra tendencia a generalizar nos impide
percibir racionalmente nuevas opciones, nuevos sujetos. Por ejemplo si un hombre
nos fue infiel en un pasado, nuestra tendencia a la generalización proporcionará
la misma característica atribuida al resto de los hombres.
- La excesiva tendencia a depender de las opiniones ajenas. Si bien es cierto
que nuestra autoestima se conforma con las aportaciones día a día que el entorno
nos depara también es cierto que son nuestros juicios en cuanto a nuestra
persona los que atenderán o no a la crítica. Hemos sido educados en pro a la
vergüenza y ante ella nos sentimos expuestos. Nuestra tendencia a generalizar, a
establecer silogismos ilógicos nos conduce a creer más la opinión ajena que la
propia confianza en nuestros valores. Establecemos juicios a partir de datos
informativos, lo cual crea a menudo inseguridad y una consecuente pérdida de
autoestima.
- La aculturación y socialización excesiva. La tendencia de nuestra sociedad
es a asumir unos valores aprendidos como absolutos sin cuestionarnos la
relatividad de los mismos. Existen unos patrones o modelos establecidos
culturalmente y por herencia simplemente creemos en ellos. Consecuencia a menudo
de tal tendencia es el exceso de culpa limitando ésta nuestra felicidad. Hay que
enseñar que muchas de nuestras creencias son absurdas a pesar de haberse
mantenido incuestionables a los largo de los años y generación tras generación.
La liberación de la culpa es siempre un gran alivio.
- Pensamientos y sentimientos. Son las interpretaciones subjetivas de las
situaciones las que generan las emociones expresadas. Así si te sientes
deprimida porque tu pareja te ha abandonado, en realidad lo que dices es que te
sientes deprimida porque tu interpretación subjetiva del abandono ha sido
"rechazo" en vez de "liberación" lo cual generaría una emoción totalmente
distinta.
Una de las técnicas dentro de la Reestructuración cognitiva es la "Imaginería
racional", mediante esta técnica podemos ser capaces de poner límites racionales
a suposiciones irracionales. Tratamos de cambiar el lenguaje sacado fuera de
contexto y que invalida o paraliza nuestra salud vital por formulaciones que
tengan un buen asentamiento en la realidad. Son esos casi imperceptibles
mensajes taquigrafiados que invaden nuestra mente los que generan las emociones
desagradables. Hablamos de la Terapia Racional Emotiva de Ellis, una forma de
análisis de las suposiciones irracionales de muchos de los diálogos que invaden
nuestro interior. Mediante ese análisis somos capaces de convertir en racional
lo irracional.
Para terminar el artículo quiero destacar los once juicios racionales citados
por Ellis y reformulados a partir de prejuicios de nuestra sociedad
irracional:
- Aprendamos a separar lo necesario de lo deseable.
- ¿Qué recompensa extraemos de determinados logros? ¿La obtención de los
mismos por el simple hecho de obtenerlos sin más es el único criterio que nos
lleva a la lucha? A menudo olvidamos que algunos logros nos proporcionan dicha
interna, placer y ése es el motivo por lo que aspiramos a ellos, sin embargo
otro simplemente son esfuerzos innecesarios que no conducen a nada más que a un
valoración por esa consecución. La autoestima no sólo se conforma con los hechos
externos obtenidos, es nuestro lenguaje interior el que proporcionará la
seguridad necesaria para mantener nuestra valía en alto.
- Acusamos, castigamos, calificamos y etiquetamos por un aprendizaje cultural.
Aprendamos a aceptar que fallamos, erramos y no hay que imponerse sacrificios ni
culpa alguna por ello.
- Tenemos tendencia a hacer más terrible la emoción sufrida cuando nos
sentimos frustrados. Aceptemos que no siempre las cosas funcionan como uno
quisiera.
- Cada cual se crea su propia infelicidad aunque tendamos en mostrar a otros
como responsables de nuestros sufrimientos. Recuerda tú eliges, ser o no ser
feliz.
- Si tiene que llegar una situación desagradable llegará igual que anticipes o
no tu preocupación. Por tanto, vive el presente y ocúpate de lo desagradable en
el mismo momento que se dé.
- Ni evites responsabilidades ni asumas lo de todos. Tanto un lado como el
otro conducen a la insatisfacción.
- Ser independiente no significa no tener amigos, simplemente no depender del
entorno para sobrevivir.
- Mantenerse atado a un pasado evita vivir el presente saboreando los
irrepetibles momentos.
- Ayudar a los demás no es sinónimo de no vivir tu propia realidad a tenor de
ellos y sus problemas. Deja que cada cual tome las riendas de su vida.
- Evita ser perfeccionista. Crea siempre expectativas palpables y reales.
En la reestructuración cognitiva se le enseña al paciente la manera de
identificar esas creencias irracionales para que finalmente sean capaces de
hacerlo por sí mismos y mejorar así su calidad de vida. La finalidad última de
la terapia es la de dar al sujeto las herramientas necesarias para que se
defienda ante las inclemencias de la vida de forma saludable. |
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