Por: Laura Folleto
Una paciente con una vida difícil me decía el otro día que, cuando ella iba a un restaurante y veía a gente riéndose y hablando tonterías, se preguntaba porqué a algunas personas se les daba las cosas tan sencillas y si no era mejor ser estúpida (en realidad, la palabra que usó fue boluda, pero no se utiliza fuera de Argentina, creo, así que puse un sinónimo liviano).
Hay unas cuantas ideas a considerar en este simple comentario. Por un lado, es una idealización bastante común creer que a los demás no les pasa nada y que todo lo malo le sucede a uno. No es cierto. Todos tenemos temas complicados y son a la medida de cada uno. Lo que para alguien es una nimiedad para otro tiene una enorme gravedad. No se pueden comparar porque cada uno lo vive y lo sufre a su manera.
Aquí, en el fondo, no importa lo que haya sucedido sino qué se hace con eso. El que se permite preguntarse el para qué y evoluciona y abre su corazón a la aceptación, la comprensión y el amor puede liberar las circunstancias y enriquecer su vida para siempre.
Otra consideración es que, cuando estamos atravesando etapas complicadas, tendemos a tomar la parte por el todo, a "tirar el bebé con el agua del baño". Puede ser que determinados aspectos de nuestra vida estén oscuros pero no todo lo está, así que podemos darnos permiso para disfrutar de los luminosos. Y, aunque creamos que todo está enturbiado (cosa que no es cierta), igual podemos gozar con una buena comida, con una hermosa puesta de sol, caminando bajo los árboles y riéndonos por una tontería. La alegría es el antídoto en todo momento, sobre todo si aprendemos a reírnos de nosotros mismos.
No hay que olvidar tampoco la predisposición que arrastramos a repetir el pasado continuamente. Si tuvimos una infancia penosa, inconcientemente, reproducimos las situaciones, atrayendo las personas y los hechos que las cumplan. Agreguémosle el apego al sufrimiento, la adicción al dolor, la constante rememoración, el unirse a otras víctimas y tenemos cartón lleno.
Te recuerdo: no importa lo que haya pasado, puedes crear otra vida para ti, YA! Cada respiración te llena de nueva vida y energía: ¿la estás aprovechando para exhalar lo que ya no te sirve e inhalar lo que deseas?
Por otro lado, ¿te diste cuenta cómo la sociedad pone el énfasis (y valora) la conquista y la pesadumbre? Los grandes actores son los dramáticos, no los cómicos. Los medios de comunicación ensalzan las tragedias y su superación. Los grandes héroes son serios, duros, luchadores. La conclusión a la que llegó mi paciente es que ella creía que "ser feliz es boludo". ¿No lo estás pensando acaso? Todos lo hacen. Una vida vale la pena (no la alegría) si está llena de dramas. En este fin de año te pido un favor: ¡SUELTA ESE CONCEPTO!!
Déjalo ir con todas tus aflicciones y prejuicios. En este mismo instante, mientras escribo esto, tengo la radio prendida y están reproduciendo lo que dijo el ganador de un concurso de canto, Tití Fernández: "¡Qué lindo que es ser feliz! ¡Qué me importa que digan que es una boludez lo que siento! ¡Qué bueno que es emocionarse por los sueños y por lograrlos!!". Así se comunica Dios: corroborando por cualquier medio lo que estás pensando. ¡Gracias!
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