- No
asuste a tu hijo con historias de ogros, de fantasmas, de brujas, etc.,
principalmente antes de acostarle. Tienes que decirle que estos personajes
solamente existen en los cuentos y películas…
- No te rías de los temores que tu hijo expresa. Si ridiculizas o te burlas de su miedo disminuirá su confianza. Frases como “No seas tonto”, “Niños como tú no deben tener miedo de eso” o “No tienes vergüenza de tener estos miedos”..., no contribuirán para disminuir el temor que él siente. Al revés, le desanimará a compartir sus temores contigo.
- No te rías de los temores que tu hijo expresa. Si ridiculizas o te burlas de su miedo disminuirá su confianza. Frases como “No seas tonto”, “Niños como tú no deben tener miedo de eso” o “No tienes vergüenza de tener estos miedos”..., no contribuirán para disminuir el temor que él siente. Al revés, le desanimará a compartir sus temores contigo.
- No
transmita más miedo a tu hijo del que ya tiene. Él necesita tener tu seguridad
y confianza. No ignore sus miedos. No le mienta, por ejemplo, diciéndole que
una inyección no le dolerá o algo parecido. Si mientes sobre una situación de
miedo le producirá más temor. Ayúdale a prepararse para enfrentar la situación
con la verdad y con honestidad. Si tu hijo tiene miedo de irse al colegio, oiga
sus razones, llévalo de visita a la escuela, enséñale su clase y habla sobre lo
mucho que va a aprender allí.
- No obligues a tu hijo
a pasar situaciones que él teme. Los miedos no se superan enfrentándose a la
situación de una vez por todas. En lugar de ayudar, algunas veces esto
intensifica el miedo. Tu hijo tiene el derecho de acostumbrarse poco a poco a
situación que él teme. No le obligues ver una película de la cual él tiene
miedo, o que acaricie a un perro que no le gusta.
- No
transmita tus temores personales hacia tu hijo. Si tienes miedo a las arañas y
lo verbalizas tu hijo puede sentirlo. La forma en que enfrentas tus propios
miedos le da a tu niño el patrón a seguir para enfrentar situaciones similares.
- No le
llames cobarde o “niño chico” si se
muestra temeroso ante cualquier situación. No le ridiculices. Eso no le ayudará
en absoluto. Le hará sentirse inseguro, necesitado de cariño, solitario y sin
comprensión.
- No le
obligues a afrontar su miedo en solitario. Este es un tremendo error. Nunca
obligues a tu hijo a entrar a oscuras en su habitación si no quiere hacerlo.
Provocarás un aumento de su ansiedad y contribuirás a alargar ese miedo e
incluso a perpetuarlo. Además, el sentimiento de no ser capaz de afrontar la
situación no le dejará sentirse orgulloso de sí mismo.
- No le
des demasiada importancia. Si cada vez que veas un perro te interpones entre tu
hijo y el animal e insistes en que tú le defenderás, el niño acabará pensando
que todos los perros son realmente peligrosos y no podrá superar su miedo.
- No
ignores, por completo, los miedos de tu hijo. Si así lo haces, el niño se
sentirá perdido y solo. No encontrará la forma de enfrentarse al problema y
percibirá por tu parte desinterés y falta de cariño y de atención.
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